Tal Ben-Shahar es profesor de psicología de la Universidad de Harvard y se ha especializado en psicología positiva. Su libro Being Happy ha sido susperventas a nivel internacional. Su enfoque es sencillo. Se basa en considerar que la felicidad depende principalmente de la capacidad de aceptar la vida tal y como es, y entender que esta habilidad se puede adquirir a través de la técnica y la práctica, del mismo modo que uno se instruye en otras artes, como la escritura o la práctica de cualquier deporte.
El profesor Tal Ben-Shahar propone una serie de consejos para adquirir la habilidad de ser feliz. Son consejos sencillos que nos recuerdan qué es lo realmente importante para tener una vida plena. He ampliado su listado en base a mi propia experiencia y este ha sido el resultado:
Acepta lo que la vida te traiga y sé agradecido
Aceptar lo que nos trae la vida es fundamental para no sentirnos mal. Eso no quiere decir resignarse a la mediocridad. Podemos aspirar a ser grandes profesionales, conseguir éxitos, darlo todo en el partido. Eso sí, cuando el partido termine, debemos aceptar el resultado. De nada sirve luchar con lo que ha acontecido. El secreto pasa por aceptar los fracasos y celebrar todo lo que hemos puesto en el empeño de obtener buenos resultados.
La vida nos trae momentos de dulces y momentos amargos. Nuestra felicidad dependerá de cómo los encajamos y de nuestra capacidad de transitarlos e integrarlos. En el caso de las situaciones adversas, será importante que seamos capaces de sobreponernos a esos momentos de dolor emocional o frustración, o sea, que seamos resilientes.
La resiliencia es un término surgido en ecología para determinar la capacidad de los ecosistemas para absorber perturbaciones sin alterar significativamente sus características, pudiendo regresar a su estado original una vez que la perturbación ha cesado.
Podemos mejorar nuestra resiliencia relativizando los acontecimientos y, como ya recomendaban los estoicos hace miles de años, determinando cuales dependen de uno mismo y cuáles de factores externos. En este sentido, el objetivo será centrarse y responsabilizarse de los factores internos (aprender nuevas habilidades, mejorar la actitud, esforzarse…) y aceptar los factores externos que no dependen de uno mismo.
¿Y qué pasa con las cosas buenas que nos trae la vida? Lo mejor que podemos hacer con ellas es disfrutarlas y agradecerlas. Ser agradecido es síntoma de sabiduría. Agradecer a las personas sus buenas acciones y a la vida en general es una buena costumbre, ya que nos permite poner atención en lo que estamos transitando lo cual resulta imprescindible para poderlo integrar. Además, una persona agradecida proyecta bondad y serenidad.
Simplifica tu vida
El minimalismo y la simplicidad van muy ligados a la felicidad. No es más feliz quien más tiene, sino quien menos necesita. Estamos inmersos en una sociedad masificada donde nos estamos convirtiendo en adictos a la velocidad y la intensidad. Cada vez queremos más cosas, más experiencias, más conocimiento, y lo queremos más rápido. Desprendernos de las cosas, hábitos y personas superfluas de nuestra vida nos aporta serenidad y tranquilidad de espíritu y más tiempo para dedicarnos a lo que realmente es importante en nuestra vida.
En este documental, Joshua Fields y Ryan Nicodemus, autores del famoso blog TheMinimalists nos explican en qué consiste su estilo de vida minamilista.
El gran éxito del libro la magia del orden de Marie Kondo, un libro que nos propone un método para simplificar los objetos que acumulamos en casa (y por extensión simplificar nuestra vida) es un claro indicador del interés que despierta esta tendencia.
Pon atención plena en lo que haces
La mayoría de gente hemos tenidos la sensación que nuestra vida se nos escurre como granos de arena entre los dedos. Esta sensación es fruto de una percepción distorsionada del paso del tiempo. La velocidad en la que vivimos actualmente favorece este efecto pero, afortunadamente, hay maneras de ralentizar el reloj. Una buena forma es vivir con atención plena (mindfulness en inglés) y centrarnos en una sola cosa a la vez. Simple. Cómo decía el maestro zen Ejo Takata cuando le preguntaban sobre el secreto de la iluminación: “Cuando como, como. Cuando duermo, duermo».
Para entrenar el arte de la atención plena, la mejor manera es aprender a meditar. Mucha gente confunde la meditación. Meditar no consiste en poner la mente en blanco. Se basa en centrar la atención en un punto (externo o interno; real o simbólico) y dejar pasar los pensamientos, emociones y sensaciones como nubes en un cielo despejado de una tarde de primavera. Una vez adquirida la capacidad de sostener la mente focalizada en un solo punto (shamata) se pasa a niveles más avanzados de meditación, en los cuales se indaga sobre la naturaleza de la mente (vipassana).
Estilos de meditación hay muchos: zazen, vipassana, Tonglen, Metta, Dzogchen, Sufí, Cristiana… Cada tradición tiene sus métodos, y cada persona y situación sus particularidades. Por tanto, para saber qué método de meditación es más adecuado para ti, investiga y prueba si te va bien.
Venera tu cuerpo como un templo sagrado
De nada servirá poner atención en la mente, gestionar las emociones o simplificar nuestra vida si nos olvidamos del templo a través del cual vivimos: nuestro cuerpo. Mens sana in corpore sano. Mantener el cuerpo sano pasa por seguir una alimentación lo más natural posible, realizar actividad física periódicamente, dormir lo suficiente y tomar el sol todos los días.
En alimentación, el secreto está en ser consciente de qué estamos ingiriendo. Podemos seguir unas directrices sencillas: cuanto más natural y menos procesado, mejor. O sea, mejor una ensalada con verdura de temporada ecológica que una salsa de tomate frito enlatado. Mejor consumir carne ecológica de animales felices, alimentados con pastos naturales que carne de animales estabulados criados a base de antibióticos. Más allá de eso, reducir al máximo el consumo de cereales glutinosos, sobretodo del trigo (el gluten causa muchas intolerancias y está relacionado en el desarrollo de múltiples enfermedades autoinmunes), eliminar lácteos (provocan mucosidades), eliminar los alimentos procesados y azucarados, y beber al menos 2 litros de agua.
Por su parte, la actividad física debe consistir en estirarse, moverse frecuentemente a un ritmo lento, correr rápido ocasionalmente y levantar cosas pesadas. Empujar, estirar, saltar, correr, trepar, reptar, nadar… ejercicios básicos y funcionales que muevan grandes cadenas musculares.
Además, cada persona necesita dormir una cantidad de horas para recuperar el cuerpo, aunque los estudios científicos marcan un mínimo de 7-8 horas para desarrollar un sueño reparador. Por último, es importante tomar al menos 20 minutos de sol al día para generar la vitamina D que necesitamos y que es muy difícil obtener a través de la dieta.
Si sigues estos consejos, no te puedo asegurar que encuentres la felicidad pero, sin ninguna duda, tendrás una buena vida.
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Imagen de portada: Elaboración propia a partir de imagen original de Aaron Burden.
Saludos y buena vida.